Partenogénesis ¿Es posible embarazarse sin tener relaciones sexuales?
domingo, 6 de noviembre de 2016
¿Pueden las mujeres reproducirse sin necesidad de hombres?
Como si cargar con el peso del proceso reproductivo no fuera lo suficientemente duro, la naturaleza les jugó una gran broma: hizo que necesiten a los hombres para completar la tarea y les dio un tiempo limitado para procrear.
Tal vez sería más sencillo si las mujeres pudieran hacerlo solas. Después de todo, no todos los animales están obsesionados con el sexo.
Según un informe de New Scientist publicado a principios de este mes, los nacimientos virginales son comunes en la naturaleza. Las hembras de muchos animales complejos y de gran tamaño, como los lagartos y los tiburones, pueden reproducirse sin los machos. Este proceso se llama partenogénesis y apenas ahora nos estamos damos cuenta de la frecuencia con que ocurre en otras especies.
¿Podrían los humanos aprender este truco biológico y permitirle a las mujeres embarazarse a voluntad sin que los hombres se entrometan?
Es cosa sabida que si desean concebir, las mujeres necesitan, como mínimo, de esperma. Sin embargo, no hay razón por la cual ese esperma tenga que provenir de un hombre.
Partenogénesis o inmaculada concepción: ¿Es posible reproducirse sin copular?
Existen muchas criaturas en el mundo a las cuales se les puede inducir un nacimiento virgen y otras que lo generan naturalmente.
La partenogénesis es una forma de reproducirse asexualmente, es decir, sin necesidad de que el macho tenga relaciones sexuales con la hembra, algo así como “el Espíritu Santo” que embarazo ala Virgen María, pero con una explicación científica.
Un caso comprobado en el toda la historia del mundo
En el verano de 1944, una enfermera llamada Emminaire, de diecinueve años de edad, trabajaba en un hospital de Hannover, Alemania. Un día fue a consultar a un médico porque se encontraba mal. El diagnóstico no pudo ser más sencillo: la joven estaba embarazada. ¿Cómo era posible, si se conservaba virgen y no había tenido jamás contacto sexual con un hombre? Prueba de que el médico estaba en lo cierto fue que la primavera siguiente Emminaire dio a luz a una niña a la que llamó Mónica. Nadie en el hospital le dio importancia a este extraño acontecimiento. Si Emminaire deseaba callar el nombre de su seductor, era pura y exclusivamente asunto suyo.
Por aquellos días había llegado a su fin la II Guerra Mundial. La ciudad de Hannover se encontraba bajo el control británico. Emminaire conoció a un soldado inglés llamado Jones y, como deseaba abandonar el lugar, aceptó casarse con él y acompañarlo a Londres. Deseaba olvidar la aventura que nadie creía. Pero como no logró dar un hijo a su esposo, después de varios años de matrimonio, fue a consultar con un eminente ginecólogo londinense, el Dr. Stanley Balford-Lynn, a quién explicó lo sucedido en su ciudad natal. El médico realizó unas pruebas con la madre y la hija, para ver si lograba mayor información y descubrió algo sumamente extraño. Tenían las dos el mismo tipo de sangre, el mismo color de ojos y cabello, lo cual era perfectamente aceptable. Pero al hacer en el brazo de la niña un injerto con piel de su madre, resultó pasitivo. Como si en lugar de ser madre e hija, tuviera adelante a dos hermanas gemelas idénticas. Si añadía a este hecho indudable de que emminaire jamás tuvo relaciones sexuales con un hombre, no tenía más remedio que aceptar algo increíble: que por primera vez en su vida tenía ocasión de estudiar un verdadero caso de partenogénesis humana. Hasta entonces, sólo había conocido este fenómeno biológico en insectos y otros animales de estructura inferior o más sencilla.
La Partenogénesis es la propiedad que tienen las hembras de algunos seres, como pulgones, cara coles y abejas, entre otros, de fecundarse por sí solas, sin ayuda del macho. Hasta el momento no se conocía ningún caso semejante al de esta mujer alemana, de esta forma el ginecólogo envió un informe a la revista British Medical Journal, al mismo tiempo que iniciaba una investigación para ver si se trataba de un caso único o si se conocían otros casos en el mundo.
El Dr. Balford-Lynn recibió cartas de varias mujeres que habían tenido una hija en condiciones anormales. Estudió cada caso, rechazó los sospechosos de adulterio, realizó análisis y practicó injertos de piel, finalmente seleccionó dos casos, idénticos al de Emminaire. Pero tuvo que abandonar la investigación ante la crítica y burlas de sus colegas. Y nadie volvió a ocuparse de estos extraños casos de partenogénesis humana durante los siguientes años.
En noviembre de 1967 al celebrarse en Belín un congreso de Farmacia, el Dr. Freidmund Neumann, biólogo alemán, relacionó el caso de Mónica, hija sin padre biológico, con las hormonas, y declaró que todo ser humano posee en su organismo los dos sexos antagónicos. Si sobresalen en el hombre los atributos viriles, como el vello en todo el cuerpo, músculos más desarrollados, voz ronca y testículos, se debe a la testosterona: hormona masculina por excelencia. A su vez, si un varón pierde esta hormona por accidente, o se le inyectan hormonas femeninas, lo mas probable es que se convierta en mujer o en eunuco.
como se puede ver, la línea que separa los dos sexos es sumamente delgada, y existen abundantes ejemplos de personas que han querido cambiar de sexo y lo lograron mediante una sencilla operación.
El Dr. Neumann agregó a la teoría evolucionista de Darwin que los primeros seres que resultaron de la evolución del mono (prehomínidos) caminaban erguidos, eran de color oscuro y andróginos. Poseían los dos sexos y tenían una apariencia femenina.
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